Luces de Bohemia es quizás la mejor pieza
teatral española de todos los tiempos: estructura perfecta, personajes vivos,
fuerza poética... y también atemporalidad y universalidad del tema. Dejando al
lado el tópico de la irrepresentabilidad del teatro de Valle-Inclan ( las
razones aducidas por quienes se adhieren a ese tópico harían también
irrepesentable a Shakespeare), esta obra, como el teatro todo de Valle-Inclán,
posee en la simple lectura, una potencia tal, una tensión tan medida, una
fuerza dramática, una fuerza poética, una carga simbólica y una carga social y
moral tales, que no hacen fácil la tarea
de ponerla encima de un escenario.
La representación que pudimos ver en el Teatro
Principal de Santiago a cargo de la compañía aragonesa Teatro del Temple, superaba con nota alta todos los obtáculos. El
periplo de Max Estrella, ese ciego luminoso,
nos conduce por buardillas, covachas de chamarileros, tabernas, callejones,
mazmorras, despachos ministeriales, redacciones de los periódicos, cementerios,
ámbitos cargados de humanidad con sus miserias humanas: ruíndad, crueldad,
avaricia, la envidia, codicia, vanidad, simple idiotez, generosidad, compasión,
nobleza, poesía, amor.
Los ambientes, tan cargados de significaciones,
por los que transcurre esta obra y los desgarrados seres humanos que la pueblan
resultan tan vídidos cuando leemos la obra que la tarea de ponerlos en el
escenario sin que en el tránsito del texto leído a la representación pierdan su
fuerza, no es fácil. El acierto de esta
función, en la que únicamente seis actores y dos actrices dan vida a más de
cincuenta personajes, es huir de la espectacularidad falsamente realista y presentarnos
el texto ejecutado desde un cierto distanciamiento, logrado con el simple
expediente de sugerir al principio de la representación que vamos a asistir a una especie de ensayo. Con ese
sencillo recurso el espectador entra en un juego teatral que además de hacer
innecesarios aparatosos cambios escenográficos, privilegia, por encima de todo,
lo que se dice en el escenario. Con esta simple estrategia teatral, unida a una puesta en escena muy
pertinente, sólida y eficaz y al buen
hacer, al amor que en su trabajo ponen actores y actrices, Teatro del Temple
logra que la palabra de Valle-Inclán llegue al patio de butacas en todo su
esplendor. Un gran placer asistir a esta función.
¿Cuando seremos los gallegos capaces de llevar
a escena seriamente el teatro de nuestro mejor autor?
MERCUCCIO
FICHA ARTÍSTICA
Dirección Carlos Martín
Coordinación Alfonso Plou
Producción María López Insausti
Coordinación Alfonso Plou
Producción María López Insausti
Reparto:
Ricardo Joven Max Estrella y el Marqués de Bradomín en el cementerio.
Pedro Rebollo Don Latino de Hispalis y el portero en casa de Max.
Rosa Lasierra Madama Collet, Enriqueta la Pisa Bien, una guardia, la ujier Fernández, una clienta del café Colón, la Cotillona y la portera Señá Flora.
Gema Cruz Claudinita, la chica de la portera, una joven revolucionaria, una guardia, una clienta del café Colón, la Lunares, la madre del niño muerto y la chica que vende periódicos.
Félix Martín Zaratustra, el borracho Zacarías, un sereno asturiano, Serafín el bonito, el becario de la redacción, un cliente del café Colón, Basilio Soulinake y un sepulturero.
Francisco Fraguas Don Gay, un perro, el Rey de Portugal, el modernista Dorio de Gadex, Dieguito secretario del ministro, un joven camarero, un empeñista, un sepulturero y el Pollo del Pay-Pay.
Javier Aranda Un pelón con bandera, un gato, el chico de la taberna, el modernista Clarinito Pérez, un preso anarquista y catalán, Rubén Darío y un albañil.
Gabriel Latorre Un loro, el hombre detenido, el tabernero Pica Lagartos, el capitán Pitito, el que llama al sereno, un guindilla de la comisaría, el redactor Don Filiberto, Don Paco el ministro, un cliente del café y un cochero de la funeraria.
Pedro Rebollo Don Latino de Hispalis y el portero en casa de Max.
Rosa Lasierra Madama Collet, Enriqueta la Pisa Bien, una guardia, la ujier Fernández, una clienta del café Colón, la Cotillona y la portera Señá Flora.
Gema Cruz Claudinita, la chica de la portera, una joven revolucionaria, una guardia, una clienta del café Colón, la Lunares, la madre del niño muerto y la chica que vende periódicos.
Félix Martín Zaratustra, el borracho Zacarías, un sereno asturiano, Serafín el bonito, el becario de la redacción, un cliente del café Colón, Basilio Soulinake y un sepulturero.
Francisco Fraguas Don Gay, un perro, el Rey de Portugal, el modernista Dorio de Gadex, Dieguito secretario del ministro, un joven camarero, un empeñista, un sepulturero y el Pollo del Pay-Pay.
Javier Aranda Un pelón con bandera, un gato, el chico de la taberna, el modernista Clarinito Pérez, un preso anarquista y catalán, Rubén Darío y un albañil.
Gabriel Latorre Un loro, el hombre detenido, el tabernero Pica Lagartos, el capitán Pitito, el que llama al sereno, un guindilla de la comisaría, el redactor Don Filiberto, Don Paco el ministro, un cliente del café y un cochero de la funeraria.
Escenografía de Tomás Ruata
Vestuario de Beatriz Fdez. Barahona
Iluminación de Bucho Cariñena
Caracterización de Virginia Maza
Fotografía de Galagarfoto
Música original de Miguel Ángel Remiro
Iluminación de Bucho Cariñena
Caracterización de Virginia Maza
Fotografía de Galagarfoto
Música original de Miguel Ángel Remiro
Distribución de Teatro del Temple
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