La pelona se llevó a Agustín García Calvo. Ya
no nos hablará de viva voz y con la claridad que durante su vida él lo hizo
contra las mentiras del poder y las trampas del lenguaje. Contra los discursos
grandielocuentes, contra los discursos de los pequeños “yos” de cada uno, nos
animó siempre a valernos del sentido común o la razón común , es decir, el
discurso que es de todos y por lo tanto de cualquiera.
Al contrario que toda la caterva de
“pensadores” al uso alimentan sus pequeños “yos” intentando atraernos a “sus”
verdades, Agustín, sabedor de que el lenguaje mata, usó el discurso hablado
para lo único para lo que quizás valga: desvelar mentiras.
Nos quedan los frutos de su labor, sus
escritos. En la medida que los leamos dejando aparte el pequeño “yo” de cada
uno nos aportarán luz, tan necesaria.
PERCEVAL
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